Así como las nuevas tecnologías de la comunicación e información han traído infinidad de beneficios a nuestra vida diaria, también han traído grandes retos sobre todo en cuanto al uso que le damos a estas nuevas invenciones de la ciencia y al vertiginoso desarrollo tecnológico. Algunos estudiosos de las ciencias sociales piensan que el advenimiento de herramientas como la mensajería instantánea está conduciendo a un cambio en las formas de comunicación más allá de la llamada red de redes: la comunicación “real” influye en la comunicación “virtual” y viceversa.
En muchos casos, un uso no consciente de la tecnología puede acarrear dificultades en la comunicación interpersonal, de allí que nos cuenten todo el tiempo de amigos enemistados, familiares peleados o relaciones amorosas disueltas por motivos como: “la sentía distante, era demasiado fría y solo me escribía por las noches, no tenía sentido”, o “él era muy extraño, cuando nos veíamos estábamos muy bien pero el resto del tiempo discutíamos mucho por WhatsApp, su actitud era insoportable”.
Uno de los principales motivos de una comunicación deficiente tiene que ver con las limitaciones que se tienen al momento de utilizar la mensajería instantánea. Y es que en principio debemos ser conscientes: en una herramienta como WhatsApp no se tienen ciertas características de la meta-comunicación que normalmente tenemos cuando hablamos frente a frente y sin mediación con otra persona.
¿Cómo medir la “frialdad” o lo “distante” que pudiera estar siendo una persona si no podemos ver características fundamentales como sus gestos, su tono de voz, sus pausas, la longitud de sus silencios? Todos sabemos que en la comunicación interpersonal el “receptor” siempre interpreta el mensaje, y que este mensaje del “emisor” tiene palabras, pero también tono, gestualidad, intención. El conjunto de todo esto son los datos que utiliza el “receptor” para entender correctamente el mensaje, cuando faltan datos, la interpretación del mensaje en el peor de los casos pudiera ser incorrecta y en el mejor de los casos, parcial.
¿Cómo disminuir problemas de mensajería instantánea?
Podríamos comenzar entendiendo que a pesar de las bondades de la tecnología, se trata de una comunicación limitada, que poco puede ser comparada con la interacción personal sin mediaciones, en el mismo tiempo y espacio. Esto puede ser básico para entender lo que sucede y es que en este tipo de comunicación se deja mucho a la interpretación del receptor.
Pero recordemos que en una conversación entre dos personas ambos son emisores y receptores al mismo tiempo, por lo tanto, tener conciencia de las limitaciones es un trabajo de ambos individuos. Lo recomendable cuando el receptor no está claro, es tratar de juntar la mayor cantidad de datos posibles, esto a pesar de la distancia. Si no es posible reunirse personalmente con la otra persona, una llamada puede ayudar bastante para asegurarse si se está interpretando bien al otro y si es posible acudir a una video-llamada, mucho mejor.
No se debe asumir a primera vista que una persona tiene esta u otra actitud solo por un mensaje escrito, hay algunas características particulares de la comunicación a través de la mensajería instantánea que la hacen particular, por ejemplo, las personas no siempre están 100% concentradas en la escritura del mensaje, ni siempre tienen tiempo para elaborar un mensaje claro.
Por último, el uso de emoticones, que puede ser un apoyo meta-comunicativo también puede prestarse a complejizar el mensaje, ya que no todos les dan el mismo significado a cada emoticón. Lo mejor será entonces no excederse y utilizarlos sabiendo que del otro lado hay una persona de carne y hueso que interpretará correcta o incorrectamente lo que le estamos tratando de expresar.