Los regímenes alimenticios han preocupado al ser humano desde que tenemos conciencia de que aquello que ingerimos tiene consecuencias en nuestro cuerpo y nuestra mente. De allí que la ciencia y la tecnología se hayan dedicado a desarrollar métodos de control de la alimentación con el objetivo de gozar de una vida más saludable.
Las dietas se han puesto de moda. Desde que se tiene acceso a los porcentajes estadísticos de obesidad y sobre peso a nivel mundial, aumenta el número de empresas, personas e instituciones que ofrecen formas de controlar nuestra alimentación para conseguir lo que algunos llaman el “peso ideal”.
Aunque muchas veces se utilice de manera errónea, la palabra “dieta” se refiere a la alimentación habitual de una persona. En este sentido, todos tenemos nuestra propia dieta. Tanto las personas que desean aumentar de peso como las que desean perderlo, deben hacer ajustes a su dieta para lograr sus objetivos pero así como cada organismo es diferente, estos cambios en la dieta deben ser completamente individuales.
¿Cuáles son las claves para reconocer una dieta peligrosa?
Sea por razones de salud o de apariencia física, muchas personas acuden a dietas peligrosas, pero veamos cuáles son las características de estos regímenes:
Lo primero que debe levantar sospecha es el ofrecimiento que hacen estas dietas de un resultado milagroso en muy corto tiempo: ya sea que quieras perder o ganar peso, no existe ninguna forma saludable de hacerlo en periodos de tiempo cortos. Si el objetivo es ganar peso, las cantidades de calorías que suelen proponer estas dietas peligrosas son desequilibradas y frecuentemente quienes se someten a estos regímenes terminan por desestabilizar sus niveles de azúcar, colesterol y triglicéridos.
Por otro lado, quienes hayan querido perder peso sabrán que una dieta peligrosa ofrece resultados inmediatos, pero para ello proponen disminuir completamente y de una sola vez el consumo de carbohidratos. Los hidratos de carbono son absolutamente necesarios en cualquier dieta, tanto si queremos aumentar de peso, como si queremos perder.
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Sin embargo, en el caso de quitarlos repentinamente de nuestra dieta, aunque efectivamente nos haga perder peso, suprimiendo carbohidratos también perdemos masa muscular, energía y líquido, ocasionando una descompensación peligrosa en el cuerpo. Las características más visibles serán una piel reseca, pálida y un aspecto general de agotamiento, mientras que internamente la deshidratación tiene consecuencias cardiovasculares y renales.
Los estudios coinciden en cuanto al efecto rebote que produce la supresión total de los carbohidratos, pues se termina por bajar peso en muy corto tiempo, y esto quiere decir que nuestro cuerpo no está asimilando una nueva educación alimentaria, sino que está siendo forzado a un cambio repentino que la mayoría de las veces no se puede sostener en el tiempo, ocurriendo el efecto contrario, al rendirse la persona (y su cuerpo) por el gran esfuerzo que ha estado haciendo, se tiende a renunciar al régimen alimenticio y es cuando ocurre que el aumento de peso puede llegar a ser superior que el que se tenía antes de la dieta peligrosa.
¿Qué hacer?
Fácil viene, fácil se va. Primero que nada, hay que dejar de creer ingenuamente en resultados milagrosos. Todos sabemos que lo mejor para el cuerpo ya sea si queremos ganar o perder peso, es una alimentación balanceada según los requerimientos individuales y una buena rutina de ejercicios.
No nos engañemos, el ejercicio y la alimentación son un matrimonio eterno, no puede estar divorciado el uno del otro. Si queremos aumentar de peso pero no hacemos ejercicio los niveles de grasa corporal en el peor de los casos terminarán en sobrepeso u obesidad, y en el mejor de los casos en un aspecto enfermizo y fofo. Del mismo modo, adelgazar sin hacer ejercicio deja un aspecto sin vida, igualmente fláccido, sin masa muscular, esto sin contar lo patológico que puede llegar a ser para el organismo.
Cuidado con las obsesiones
No es descargando aplicaciones en nuestros teléfonos inteligentes para contar las calorías que consumimos ni pesándonos dos veces al día que vamos a lograr los resultados que deseamos. Las obsesiones traen consigo trastornos alimenticios graves como la anorexia o la bulimia.
Dicen que todo exceso termina por ser perjudicial para quien incurre en él. Una dieta peligrosa es aquella que a través de los excesos somete a las personas a regímenes que dañan su organismo. Si queremos lograr resultados y mantenernos saludables lo mejor es plantearse metas a mediano y largo plazo, ir cultivando nuestro cuerpo paulatinamente, educándolo a una mejor alimentación, realizando el ejercicio necesario, siendo constantes y sobre todo creyendo en nosotros mismos, en que podemos conseguir los objetivos.